¿Felicidad en la tercera edad?

A muchos les podría parecer que, llegada la tercera edad, poca cabida hay para la ilusión y para la felicidad. Sin embargo nada más lejos de la realidad. Muchos de nuestros mayores gozan en su nueva etapa, se sienten ilusionados y con la energía suficiente para llevar a cabo todas esas aficiones y actividades que en su “época productiva” no podían realizar.

¿Que tenemos que hacer para no renunciar a la felicidad en la tercera edad?

Fundamentalmente, hay tres aspectos que deberíamos cuidar siempre, pero, especialmente en esa etapa, cobran mayor relevancia:

CUIDAR LA ALIMENTACIÓN

La alimentación es, quizás, uno de los aspectos que menos se cuidan en la tercera edad. Muchas personas mayores comen “cualquier cosa” sin reparar en la importancia de seguir una dieta variada y equilibrada.

En primer lugar, un aporte suficiente hará que tengamos suficiente energía para acometer el día sin carencias y así no sentirnos decaídos o sin fuerzas.

Los alimentos de fácil masticación, por otra parte, se deberán tener en cuenta tanto por las afecciones dentales, que abundan a esas edades, como para facilitar la digestión.

La variedad alimenticia nos aportará todos los nutrientes necesarios para la vida diaria. Recordemos, además, que somos lo que comemos.

CUIDAR EL CUERPO

Una actividad física suave y regular nos ayudará a mejorar el tono vital, la oxigenación e, incluso, la autoestima. Hay que recordar, ahora más que nunca, aquello de mens sana in corpore sano.

Nadar, pasear o montar en  bicicleta (bicicleta estática, si existen problemas de equilibrio) son algunos de los ejercicios recomendados en la tercera edad. Ejercicios suaves, poco agresivos con las principales articulaciones y, sobre todo y siempre que sea posible, acompañados o en grupo.

CUIDAR LA MENTE

Al igual que es importante cuidar el cuerpo, así lo es también cuidar de la mente. Plantearse nuevas metas, ilusiones y motivaciones es fundamental.

Leer, cultivar aficiones que nos llenen y, especialmente importante, cuidar la vida social. Acudir a reuniones, practicar juegos de mesa, bailar -¿o por qué no aprender a bailar?- son actividades que facilitan las relaciones interpersonales y constituye otro aspecto frecuentemente descuidado en la tercera edad. Todos sabemos -o hemos oído hablar- de los porcentajes tan altos de personas mayores que viven solas y con nula o muy escasa relación con otras personas.

Nunca debemos de olvidar que somos seres sociales que, durante miles de años, de generación en generación, se han ido favoreciendo los lazos personales y haciendo de nosotros seres interdependientes. Cuando eso nos falta, podemos llegar a sufrir alteraciones del estado de ánimo, como depresión.

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