Aprender a ser felices

Hay quienes siempre han pensado que “aprender a ser feliz” es una asignatura que falta, desde niños, en el plan educativo, y es que, pensándolo detenidamente, no parece haber nada más importante, ningún fin más deseable que este. Desde el autoconocimiento de nuestras particularidades, pasando por el entrenamiento emocional y la adquisición de “buenos hábitos”, aprender a ser feliz es una asignatura que deberíamos estudiar desde pequeños, aunque, como se suele decir, “nunca es tarde si la dicha es buena”. En esta ocasión vamos a hacer un repaso de esos “hábitos” o “buenas maneras de hacer” que nos ayudarán en este camino.

Hábitos saludables

Ha habido una gran cantidad de investigaciones que muestran la importancia de la salud física para evitar la ansiedad y la depresión. La mente y el cuerpo están altamente interconectados. Todos podemos hacer cambios bastante fáciles en nuestro estilo de vida para incluir más ejercicio, comer más saludablemente, dormir lo suficiente, estar expuestos a la luz solar, y así sucesivamente. Investigaciones sobre el impacto del ejercicio físico en el estado emocional han encontrado que el primero tiene un impacto muy positivo en el segundo. La actividad física estimula la liberación de endorfinas en el cerebro que favorecen el “sentirse bien”.

El sueño también es de vital importancia para mejorar los niveles de concentración. Una buena noche de sueño también evita que estemos malhumorados, desconcentrados y ayuda a controlar los niveles de estrés.

Cuidar las relaciones interpersonales

Tener buenas relaciones es una gran parte de ser feliz. En un estudio se encontró que la mayoría de las personas felices tenían fuertes lazos con amigos y familiares y se aseguraron de pasar tiempo con ellos regularmente. También se necesita, al menos, una persona con la que discutir los sentimientos personales, lo que se conoce como auto-divulgación. Basta con una sola persona para un corazón a corazón, junto con una red de otras relaciones. No es suficiente tener muchos amigos sólo para hacer cosas o charlar de la música o el fútbol. Esa conexión más profunda es muy importante. Algunas personas necesitan aprender a escuchar eficazmente a los demás para desarrollar relaciones más fuertes.

Tener aficiones

Es recomendable estar completamente inmerso en una actividad placentera, a veces llamada experimentar “flujo”. La actividad podría ser cualquier cosa, desde hacer judo a pintar un cuadro o jugar ajedrez. Por lo general, las actividades requieren una cierta habilidad y son desafiantes, pero no demasiado. Si estás experimentando el flujo, pierdes la noción del tiempo y te sumerges en el momento presente. La actividad te resulta gratificante por su propio bien. Las personas que pasan tiempo haciendo actividades de “alto flujo” sienten más felicidad a largo plazo que aquellas que hacen cosas como simplemente estar sentado o chateando.

Descubre lo mejor de ti

¡Haz como Superman! Descubre cuáles son tus fortalezas y virtudes únicas y luego úsalas para un propósito que beneficie a otras personas o a tu comunidad. Las personas que conocen sus fortalezas (por ejemplo: curiosidad o persistencia) o virtudes (por ejemplo: justicia o humanidad) y las utilizan de diferentes maneras y en diferentes situaciones, son más felices que aquellas que se centran más en sus debilidades. En otras palabras, concéntrate en lo positivo, no en lo negativo, y sé fiel a ti mismo. Diversas investigaciones en diferentes países han demostrado que las personas que hacen esto, reportan niveles más altos de bienestar.

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